En el primer Goetheanum edificado por Rudolf Steiner, la gran cúpula estaba sostenida por siete pares de columnas, hechas con siete maderas diferentes. A las dos columnas en madera de Haya blanca, sucedían las de Fresno, de Cerezos y de Roble, luego venían las columnas de madera de Olmo, de Arce y de Abedul. Cada uno de esos pares de columnas representaban de una manera artística una de las impulsiones formadoras de la evolución terrestre y eran puestas en relación con un planeta: las dos columnas de Roble eran dedicadas a Marte; luego la destrucción física del Globo, la vuelta a lo espiritual era concretada por los tres pares siguientes, empezando por los de madera de Olmo - Mercurio- Así, la evolución de la tierra era vista como una curva desdendente y después ascendente. La subida empieza entre lo marciano y lo mercurial. (Pelikan II cap XI- roble pedunculado)